Quienes tienen a sus padres separados quizás compartan conmigo la siguiente reflexión: aquellos momentos en que el espacio y el tiempo coinciden y los juntan en un mismo lugar son absolutamente fascinantes. Y al decir fascinantes no me refiero a que hayan sido magníficos, sino que me refiero a un momento extraordinario, fuera de lo común, que por sus características marca una diferencia -ya sea positiva o negativa- en el diario vivir.
En mi caso no tengo muchos recuerdos de mis papás siendo "pareja". Si no fuera por el apoyo visual de las fotos, probablemente me quedaría en blanco si alguien me hace esa pregunta. Y desde que dejaron de "serlo", se volvieron aquel otro tipo de "pareja" (de exs) que poco y nada interactuan.
Eso ha hecho que los únicos y pocos episodios en que los he visto interactuar forzosamente, se puedan clasificar fácilmente en tres grupos: Primero, los momentos "hito" en mi vida. Digase primera comunión, graduación de IV medio, examen de grado y titulación. Segundo, momentos "graves" como funerales de abuelos, mi asalto a los 18 años, o una que otra intervención médica (mia obvio). Y finalmente los momentos "Hola y chao" que son aquellas interacciones cortas, asociadas a algún cumpleaños (mio obvio) o algo así. Son tan pocos que ni siquiera puedo detallarlos.
En cada una de mis clasificaciones mi actitud es la misma: nerviosismo extremo. Como ser humano no estoy acostumbrada a esa interacción, me genera ansiedad, temo por discusiones (que claramente no ocurren), fuerzo temas de conversación y trato de que todo pase rápido.
Ahora, ¿por qué escribo de esto? Porque el otro día por una falla del palomo viví uno de estos momentos "hola y chao", que hace rato no vivía: Mi papá me fue a dejar a la casa de mi abuelo (donde vive mi mamá) para que me pudiera llevar el rojo al depa.
Fue tan pero tan raro ver a mis papás conversar con toda normalidad, con tanta soltura, con tanta liviandad. Estábamos solo los 3. Entonces, aún más rara era la situación. Generalmente por las características de las clasificaciones anteriores siempre estamos rodeados de otras personas que pueden servir de "salvavidas"
Acá no, eramos los 3. Mi papá, mi mamá y yo. Algo que NUNCA pasa.
Sentí el paso del tiempo. Quizás saben que los "hitos" en mi vida se van acabando, o al menos se están haciendo más inciertos, como que me case, como que tenga hijos. Quizás saben que los momentos "graves" serán menos, porque ya no soy una niña y ahora puedo afrontar la vida con más independencia. Quizás saben entonces, que los momentos "hola y chao" serán los únicos que quedan y de alguna manera los quieran disfrutar.
Quizás por eso fue tan ameno.
Me devolví manejando al depa con una risa nerviosa. Dándole las gracias al palomo por regalarme uno de esos momentos. Más aún en cuarentena. Sentí que por más que envejezca, esta reflexión me acompañará de por vida y a ellos también. Por eso la quise escribir, porque se ha vuelto algo permanente y parte de nuestras vidas.
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