Desolación

 

Todavía aparece en mi cabeza,

La imagen de su cadáver tirado,

Tendido en la carpa de lado,

Y mi mamá a un costado,

Llorando y tomando su mano,

Sintiendo su cuerpo helado.

 

La tristeza es tanta que paraliza,

Nubla la mente y la hipnotiza.

El tiempo pasa más lento,

¿6 meses acaso eso es cierto?

Para mi se siente como si ya fuese un año,

De no tener ya más a mi hermano,

De asumir que jamás lo escucharé reír,

Ni decirme “hija”,

Ni lo vere gruñir.

 

La última vez que lo vi fue en el mes de mayo,

Estaba nerviosa y me contuve,

De darle un abrazo o demostrar cariño,

Era algo complicado,

Dejar la rabia de lado.

Él si fue gentil,

Y por un momento lo sentí,

Como aquel hermano mayor,

Que tantas veces me brindó protección,

Que tantas veces me aconsejó.

 

Mientras escribo se me hace un nudo en la garganta,

La emoción llega como una avalancha.

Siento el cuerpo frío, Y algo se mueve en la guata,

algo se aprieta y luego se suelta,

algo que no me deja estar quieta,

creo que esto es desolación,

no la conocía,

hasta que el Ale murió.

 

El único consuelo que me queda es el paso del tiempo,

Mínimo un año me han dicho todos,

Ya que de algún u otro modo,

Vives todas tus “primeras veces”,

Tu primera navidad, tu primer cumpleaños,

Tu primer 18, tu primer aniversario.

 

Pero eso es solo la primera fase,

La de dejar que la vida pase,

Porque hay otro dolor que es definitivo,

Que se queda siempre contigo,

De sentir que algo ya no está,

Que estuvo, pero nunca más lo hará.

Y ese nunca, cuesta procesar.

Hasta parece antinatural.

 

Nada en la vida es tan permanente,

Todo se puede cambiar.

Solo una cosa es segura,

Así como nacemos, todos se irán.

Algunos más tarde que pronto,

Otros más temprano, que luego,

Algunos sin buenos motivos,

Otros sin tantos líos.

 

Aun no entiendo bien el motivo,

Que hizo que Alejandro ya no esté,

Lo cierto es que hace tiempo no estaba,

No al menos como yo lo recordaba,

Pero estaba la idea de que él seguía aquí,

En el galpón del tata,

Delirando por ahí.

 

Hoy cuando pienso en él,

Siento un tremendo vacío,

¿A dónde está? ¿Dónde se fue?

¿Qué fue de su sonrisa? ¿Qué fue de su patudez?

¿Acaso está en el cielo?

Dudo, pero quien sabe,

Quizás allá se perdonó,

Y su alma se limpió.

Sus errores corrigió.

 

En la tierra quedamos nosotros,

Acomplejados con su partida,

No sabiendo muy bien como funcionar,

Pues el ritmo de la vida,

poco permite masticar.

 

Sin quererlo me extendí de más.

No sabía que tenía tanto que contar.

Espero que quien lea esto me pueda comprender,

Que no me juzgue, sino que me quiera bien.

Y perdone mi falta de tacto,

Mi apatía,

Solo quería desconexión,

Porque a ratos soy solo,

desolación.